TIPOS DE AUDITORIO
Parte fundamental de la forma en que exponemos nuestros argumentos es detenernos a analizar las características específicas de los receptores a quienes dirigimos la palabra.
El retórico belga Chaïm Perelman privilegia al auditorio en su teoría, cuyo objetivo es el estudio de las técnicas discursivas que permiten la adhesión de los destinatarios al discurso o punto de vista o, en todo caso, el estudio de técnicas que aumenta esa aceptación.
En este sentido, la teoría de Perelman se enfoca en la adhesión y la adaptación entre el orador y el auditorio, quienes influyen el uno sobre el otro. Por lo anterior, es importante la distinción que hace entre dos tipos básicos de auditorios:
1. Particulares. El real, que puede ser un jurado, una cámara, en fin, el público en general.
2. Universales. Es decir, todo ser de razón.
Con base en lo anterior, Perelman también distingue entre persuadir, que vale para un auditorio particular, y convencer, opción para el auditorio universal. Esto es así porque como parte de un auditorio particular, seremos capaces de disentir y de dar oportunidades para o no de que se nos persuada de una idea o creencia. Sin embargo, considerando como parte del auditorio universal, no podremos rehusarnos a aceptar la validez de un argumento convincente si es que alude a la realidad comprobable, como sucede con los preceptos científicos, por ejemplo.
No existe una forma única de tipificar los auditorios, pero es importante reflexionar sobre sus características, tanto si eres tú quien argumenta como si formas parte del auditorio. En el primer caso, conocer a tu auditorio te permitirá elegir y elaborar mejores argumentos, más adecuados para tus interlocutores.
En el segundo caso, supongamos que estás leyendo un texto argumentativo en el periódico, por ejemplo, una columna de opinión, pero el autor no te convence y dudas de sus argumentos. Si en una situación así haces un análisis del tipo de público para el que está pensado el texto, podrías descubrir muchas cosas: probablemente tú no encajes en esa audiencia; o el escrito está dirigido a personas que tienen menos conocimiento que tú sobre el tema, por lo que te resulta aburrido; o al contrario, está dirigido a lectores expertos, por lo que no estás comprendiendo bien el hilo argumentativo, etcétera.
Una forma recurrente de estudiar a un auditorio es por medio de datos como su edad, sexo, situación económica, estado civil, domicilio, intereses, religión. También puede ser útil saber el nivel de conocimiento que tiene sobre el tema en torno al cual se argumentará, así como si su postura es favorable, neutral o adversa respecto de la postura de quien argumenta.
Para conocer más información al respecto consulta la siguiente pagina; https://youtu.be/0ntHCjVKcIw?si=wFDELm9qITWYG1NJ
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