Aunque uno de los adjetivos principales de la argumentación sea observar la adhesión del otro a nuestro punto de vista y con esa meta en mente nos valgamos de todos los recursos que la lógica se pone a nuestro alcance, siempre debemos tener en cuenta el contexto en el que estamos argumentando y el destinatario a la hora de selección de nuestros argumentos.
¿Por qué? tal como lo vio el filosofo ingles Stephen Toulmin cuando argumentamos no lo hacen solo con argumentos que tienen la forma estricta en la vida cotidiana, por ejemplo podemos aportar un refrán como apoyo a un punto que queremos establecer y eso no hará que nuestro punto pierda valor.
En pasajes de una nota periodística o concurso, discusión o discurso político, por ejemplo, podemos encontrar que la conclusión es enunciada a la mitad o al inicio de la argumentación en Facebook, los debates suelen comenzar justo con una especie de conclusión, es decir, con una afirmación que haga cierta demostración por una parte de quienes postean un nuevo estado.
En suma en varias prácticas argumentativas cotidianas en el orden en que son enunciadas las premisas y la conclusión a veces no es importante desde el punto de vista lógico por extraño que parezca así como tampoco lo es que establezcamos nuestros argumentos con una forma estricta.
- Permite comprender mejor los hechos y situaciones.
- Facilita la toma de decisiones acertadas.
- Posibilita una visión más amplia y completa de los hechos.
- Ayuda a entender los cambios y evoluciones en un contexto determinado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario